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BOLIVIA

Una caída, no un golpe

No es el acabose, es el continuose de su comenzose
Mafalda

Sonia Montaño

El domingo 24 de noviembre se promulgó la ley que convoca a nuevas elecciones en Bolivia. Este hecho pone punto final al debate entre la mayoría de bolivianos y Evo Morales y sus amigos fuera del país que repitieron sin cansarse que en Bolivia había habido un golpe de Estado. Habrá quienes insisten (más como un acto de fe) que se puede debatir en otro momento. Lo más significativo es que esta convocatoria es el resultado de una negociación entre las dos fuerzas políticas que días antes se enfrentaban en las calles en lo que parecía el inicio de un largo y sangriento conflicto.


Más aún, quienes encarnan el proceso de negociación son dos mujeres: La Presidenta Constitucional Jeanine Áñez, hasta hace poco senadora de Unidad Demócrata, y Eva Copa, presidenta del Senado y militante del Movimiento al Socialismo (MAS). [1] La imagen de ambas, una del oriente y la otra de El Alto, ciudad aymara por excelencia, tiene un valor simbólico muy grande porque representa la imprescindible apuesta por el diálogo y el respeto que Bolivia necesita para construir la democracia. Después de la lucha callejera, de la violencia y
las muertes, ellas han ocupado el minado campo de la política institucional mostrando sensatez y poniendo las bases del largo camino hacia la reconciliación y la paz. Ambas representan la Asamblea Legislativa dominada mayoritariamente por el MAS y la oposición compuesta principalmente por parlamentarios de derecha. Áñez, quien accede a la Presidencia siguiendo la norma constitucional de sucesión, no fue candidata de su partido en
las últimas elecciones y Copa, al igual que la mitad de las mujeres del MAS, no tuvo presencia pública significativa hasta ahora, que ha liderado probablemente la negociación más difícil de su partido. Ambas están mostrando que la participación política con autonomía es un aporte a la democracia.

No fue golpe

El 20 de octubre se llevaron a cabo las elecciones en Bolivia. El 11 de noviembre renuncia Evo Morales y el 24 de noviembre se promulga la ley que convoca a nuevas elecciones. En menos de un mes Bolivia ha pasado de unas elecciones fraudulentas a la convocatoria electoral. Atravesó momentos de terror como cuando partidarios de Morales intentaron incendiar una planta de gas [2]. La presencia de militares en las calles se ha reducido drásticamente a pesar de la permanencia de grupos armados y violentos que aún rechazan los acuerdos alcanzados en la mesa de diálogo. Es en la zona cocalera del Chapare donde al momento de escribir este artículo, persisten los bloqueos ordenados por Evo Morales desde México. Como ha señalado el investigador Luis Tapia [3], “según la normativa boliviana, el Ejército debe intervenir cuando se produce este tipo de situación para resguardar el orden público. La actual participación del Ejército en la contención de una escalada mayor de violencia responde a estos antecedentes y situación; también al hecho de que las acciones
violentas desplegadas para bloquear la salida constitucional y forzar el retorno de Morales, se caracterizan por el uso de armas de fuego”
.


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La caída de Morales debe entenderse a partir de por lo menos cuatro momentos. El último es el fraude electoral pero no se debe olvidar que su base de legitimidad se fue erosionando primero cuando dio la espalda a los pueblos indígenas, al construir una carretera por el medio del área protegida del TIPNIS desoyendo los compromisos internacionales y constitucionales de defensa de la Madre Tierra. En esta misma línea se pueden situar los incendios en la Chiquitanía entre julio y octubre de este año, resultado de decretos aprobados en alianza con sectores agroexportadores para ampliar la frontera agrícola, promovidos por el gobierno a través de varias normas que perdonaron las quemas y desmontes ilegales, y flexibilizaron las condiciones para que continue el proceso de la apropiación y tráfico de tierras.

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Se trata de hitos, no de accidentes que mostraron un gobierno pragmático que abusó de su mayoría parlamentaria, de la judicialización de la política para perseguir opositores y cooptar las organizaciones sociales. Que estableció lazos poderosos con los agroexportadoras, banqueros y grupos ligados al contrabando –y otras actividades ilícitas– ante la complacencia de muchos organismos internacionales que valoran sus indicadores de crecimiento del PIB y reducción de la pobreza.


A partir del 21F [4] se desata en todo el país una amplia movilización de la sociedad civil, indispensable para entender lo vivido desde octubre. Plataformas, colectivos, grupos vecinales y principalmente jóvenes interpelan la política y abogan por una democracia real. Evo Morales había ganado tres elecciones consecutivas y aunque el apoyo a su gobierno se fue debilitando, nada parecía indicarle que su fin estaba llegando. Como ha señalado Tapia lo ocurrido en Bolivia es la “disolución de la dominación masista, que ha entrado en la fase de la violencia destructiva, que se está enfrentando a nuevas capacidades de autoorganización y resistencia social, que incluye de manera central jóvenes y mujeres. No ha sido una lucha por causas económicas, ha sido por la democracia”.


Inédito en la historia reciente bajo el régimen masista que está terminando, se cierra un ciclo de dominación consentida por la mayoría abriendo un conjunto de cauces que desembocó en una revuelta. Los millones de personas en cabildos, bloqueos, marchas y protestas digitales no violentas no han dejado indiferente a nadie. Se destaca el papel valiente, creativo y con sentido del humor de una juventud que ha salido en defensa de la dignidad. Las protestas han mostrado el hartazgo de una sociedad donde laten como profundas cicatrices prejuicios regionalismos, racismo y machismo que dan cuenta de otro de los fracasos del MAS. No se avanzó en la llamada revolución cultural pero sí se despertaron los valores democráticos.

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Las luchas callejeras han puesto luz sobre las relaciones de poder que subyacen a la sociedad y contrariamente a quienes facilonamente describen el conflicto como uno entre dos bandos, lo que se ve es un rápido proceso de alineamientos y confrontaciones, de alianzas y hasta traiciones que se atascan con los partidos políticos y la grave crisis de liderazgo en la que se ha sumido el país. Las movilizaciones autoconvocadas incluyeron a un amplio espectro que incluyó a los movimientos cívicos, partidos políticos, organizaciones barriales y ciudadanía.

El fraude

La posibilidad del fraude estuvo presente desde antes de las elecciones principalmente por la falta de independencia del órgano electoral. La candidatura de Morales habilitada ilegalmente no parecía favorecer la participación de la oposición en los comicios. Fue por tanto, una decisión audaz que apostó por la democracia peleando en las urnas, la que contribuyó a visibilizar el fraude. De haber, la oposición, apostado al boicot electoral, es seguro que hoy Morales seguiría gobernando.


El referéndum del 21 de febrero de 2016, convocado a instancias del MAS –Evo quería saber si el pueblo lo quería–, preguntaba si la ciudadanía estaba de acuerdo con reformar la Constitución para habilitar a Morales y García Linera a un cuarto mandato. Ganó el NO. Ellos apoyados en sus “movimientos sociales” decidieron seguir pugnando y entre las varias alternativas optaron por pedirle la opinión al Tribunal Constitucional, que falló en favor de Morales. Gracias al Tribunal Constitucional y al reconocimiento del Tribunal Supremo Electoral (ambas entidades acusadas en Bolivia de ser funcionales al gobierno) Morales logró ser candidato una vez más.

La noche de los comicios, el Tribunal Supremo Electoral (TREP) suspendió el conteo de votos con el 83% escrutado y una tendencia que apuntaba a que iba a haber segunda vuelta entre el mandatario boliviano y el candidato opositor, Carlos Mesa. Morales transitó de su plena confianza en Morales a pedir nuevas elecciones y a autoexiliarse al ver que el Secretario Ejecutivo de la OEA no atendió su llamada para pedirle que no difunda el informe sobre el fraude. Ya el informe de Observadores de la OEA [5] señaló que “el clima de polarización, la desconfianza en el árbitro del proceso electoral y la falta de transparencia de su accionar, así como la inequidad en la contienda y lo ajustado del desenlace de los comicios, han generado una alta tensión política y social”. La posterior auditoría concluyó que “en los cuatro elementos revisados (tecnología, cadena de custodia, integridad de las actas y proyecciones estadísticas) se encontraron irregularidades, que varían desde muy graves hasta indicativas”. Esto llevó al equipo técnico auditor a cuestionar la integridad de los resultados de la elección del 20 de octubre pasado. En el componente informático se descubrieron fallas graves de seguridad en los sistemas tanto TREP como del cómputo final. Además, se descubrió una clara manipulación del sistema TREP que afectó tanto los resultados de dicho sistema, como los del cómputo final. [6] A partir de ese momento, la alegría ciudadana pasó a convertirse en miedo y violencia.

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Durante el período de lo que ya algunos llaman la “primavera democrática” surgieron numerosos incidentes donde aparecieron indicios de fraude que enardecieron a la ciudadanía, especialmente en Potosí y Santa Cruz. Varios buses que salieron el 10 de noviembre de Potosí a sumarse a la protesta fueron emboscados por partidarios del gobierno en Vila Vila [7].
Allí desnudaron a las pasajeras rociándolas de gasolina en uno de los momentos de mayor tensión que siguió con la quema de la corte electoral departamental, la vivienda del ministro de Minas del MAS. De ahí en más se sucedieron noches de pesadilla y terror que derivaron en la quema de las viviendas del rector de la Universidad de La Paz, de una periodista y de más de 60 buses del municipio paceño. El presidente Morales, días antes, llamó a cercar La Paz [8] y con sorna dijo: “Si quieren paro, no hay problema, los vamos a acompañar con cerco en las ciudades para hacerlo respetar (la reelección), a ver si aguantan”. A partir de ese llamado surgieron grupos provistos de armas caseras y otras convencionales que han dejado un saldo de al menos diez muertos y han sometido a las poblaciones urbanas a la escasez de alimentos y combustible.

El papel de Policías y militares

El 8 de noviembre se amotinaron los policías en Cochabamba [9], acción que continuó en todo el
país. A los dos días, los militares se sumaron al pedido de renuncia del Presidente [10]. A pesar
de los privilegios otorgados a los militares, estos inclinaron el fiel de la balanza hacia una
salida constitucional.


De las protestas pacíficas se había pasado a la violencia y hubo víctimas mortales. Los protagonistas de la violencia que aún debe investigarse en profundidad fueron civiles armados y no, hasta donde ese sabe, las fuerzas policiales o militares. Queda claro que ambas instituciones seguirán jugando un papel durante la transición y durante el próximo gobierno.

 

Morales, que inicialmente se refugió en la zona cocalera del Chapare, renunció a la presidencia y terminó escapando en un avión provisto por México. Le siguieron varios ministros y parlamentarios en lo que fue visto como una estrategia destinada a crear un vacío de poder. Son muchos los análisis que se han hecho sobre las causas más profundas de la caída del gobierno, pero también habrá que evaluar los errores “tácticos” cometidos por el MAS después de descubierto el fraude. El más importante: no imaginaron que era posible una sucesión constitucional. Sus partidarios parecían convencidos de que después de Evo no quedaba nada. De haberse quedado, las presidentas del senado o la de diputados, ambas del MAS, habrían sido las primeras opciones para asumir la presidencia, pero se asilaron en la embajada de México, de donde salieron para tratar de rectificar el error y reclamar su “derecho” a ocupar la presidencia. Era tarde. La presidenta Áñez ya había sido posesionada. La policía y el Ejército le presentaron su reconocimiento y de esa manera dos de los actores
claves de la caída, le dieron la espalda a Morales, y facilitaron que una parte de los parlamentarios del MAS entre en el camino del diálogo.

Las víctimas y las violaciones a los derechos humanos


El 16 de noviembre la violencia se agudizó en Cochabamba donde murieron seis personas y detuvieron a civiles armados, uno de ellos miembro de las FARC [11]. A la fecha, se estima que han habido diez muertos, ocho de ellos por herida de bala. [12] Una investigación profunda e imparcial es urgente. Lo es para las víctimas de este mes, como lo es para quienes sufrieron cárcel, persecución y exilio durante los 13 años de Morales. Es más, debe servir para relanzar la pregunta acerca de los motivos por los cuales nunca se investigaron los crímenes de las dictaduras. Quizás esa investigación permita acabar con la noción que prevaleció durante el gobierno de Morales, donde algunos crímenes quedaron impunes porque eran contra “derechistas, neoliberales, enemigos del ‘proceso de cambio’ o racistas”. El principio de inocencia quedo guardado bajo mil llaves durante el gobierno y como dice Gonzalo Rojas [13] casi nunca suscitaron reclamos de la redes internacionales, no por lo menos de las que hoy lloran su caída.

La religión


Se conoce ampliamente que Camacho, el dirigente cívico del Santa Cruz, ha hecho uso y abuso de la retórica y la simbología religiosa. Él y sus aliados –que preparan una candidatura– constituyen una de las mayores amenazas a la democracia. Bolivia es, de acuerdo con la Constitución, un Estado laico. En la práctica esto solamente sirvió para atacar a la Iglesia Católica ya que el gobierno del MAS institucionalizó prácticas y lenguaje religioso rindiendo culto a la Pachamama, pero –más grave aún– incluyó en sus filas de asambleístas,
concejales aliados a las iglesias cristianas y pentecostales que llegaron a proclamarlo en su campaña. Uno de los dirigentes del movimiento Con mis hijos no te metas” (hoy detenido por haber incendiado buses durante el conflicto) fue candidato a senador. Otro botón de muestra fue la recepción por parte de Evo Morales del libro misionero En busca de la esperanza, durante la programación de un acto público. La entrega se hizo bajo el marco del proyecto adventista Impacto Esperanza que este 2017 completa 10 años en ocho países de Sudamérica. Luego de la incursión abusiva de Camacho en el Palacio Presidencial, el vicepresidente Álvaro García, acudió a la Biblia y mencionó pasajes bíblicos del Antiguo Testamento. Las expresiones de odio de García Linera han sido habituales. En la
 
inauguración de obras decía a los padres de familia y alumnos: “si no dan su apoyo al presidente Evo Morales, ‘regresarán los vendepatria’, quitarán todo a las wawas, el sol se esconderá y la luna se escapará”. Otra perla tuvo lugar ante alumnos de la escuela primaria de Porco [14]” cuando dijo: “si alguien de aquí a cinco a 10 años quiere venir a quitar el petróleo, la electricidad, pónganse sus cartuchos de dinamita y vayan a botarlos a patadas”. Es de esperar que un MAS renovado –un ejemplo es la actual presidenta del Senado– pueda formar parte del pluralismo político para construir una sociedad dialogante y respetuosa de las leyes.

Los liderazgos


Morales construyó su gobierno de la mano de los movimientos sociales. Con ellos estableció relaciones prebendales y cooptó las dirigencias al punto de haber logrado que la casi totalidad de las organizaciones sociales se dividieran. Aunque no es tema central de este relato, hay que decir que Morales dio un golpe demoledor al débil movimiento feminista, al integrar el aparato gubernamental a la cúpula de la Federación de Mujeres Indígenas Bartolina Sisa que en el pasado había sido objeto de la mayor discriminación y racismo característico de la sociedad boliviana. Tempranamente, se profundizó una brecha que fue compensada con participación en el poder político y económico dejando en la marginalidad a las ONG que, en unos casos, acompañaron dócilmente al gobierno y en otros, prácticamente desaparecieron [15].
En los últimos años, han surgido organizaciones feministas de destacada actuación en la resistencia pero aún distantes de incidir sobre el desarrollo institucional de la democracia.


El amplio frente constituido contra Evo Morales ha encontrado en Camacho un liderazgo ruidoso que, favoreció la caída del régimen empujado por amplios sectores de clases medias, organizaciones sociales reprimidas por el MAS como los cocaleros de los Yungas, los comités cívicos tradicionalmente conservadores. Él ha fortalecido el desplazamiento del eje político hacia el próspero oriente, dejando a la oposición de occidente desdibujada ante el ímpetu religioso del recién llegado. Carlos Mesa, principal afectado por el fraude, ha mantenido una prudente distancia y se ha caracterizado por la sensatez de sus propuestas. No apoyó a Camacho, respaldó la elección de la presidenta Áñez y se diferenció de los rituales y gestos fundamentalistas de Camacho y sus seguidores. Por eso mismo, ha pasado al segundo plano de la coyuntura, aunque ha reiterado que mantendrá su candidatura en los próximos comicios. En este escenario, las mujeres han reeditado en las calles un rasgo que ya vimos en la lucha contra las dictaduras: encabezan los bloqueos, enfrentan a los grupos paramilitares, pero también se muestran proclives al discurso religioso, dato que no es menor. En el lado del MAS está un conjunto que incluye radicales partidarias del socialismo del siglo XXI, operadoras políticas sin autonomía, pero también muchas mujeres que reconocen lo que probablemente ha sido el mayor logro del MAS: la inclusión social y el empoderamiento aplacado en aras del liderazgo de Evo, y que hoy ante su abandono, alzan la voz.

 

La primavera boliviana ha mostrado un inédito y conmovedor movimiento social que conjugó una reivindicación clara y concreta, como es el respeto al voto, con otra tan abstracta como contundente: el hartazgo con los abusos del gobierno: corrupción, narcotráfico y violación de derechos humanos. No está dicha, ni mucho menos, la última palabra.

[1] https://www.opinion.com.bo/content/print/anez-promulga-ley-garantiza-elecciones-mes-medio/20191125003503738254
[2] https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/11/19/afines-evo-intentan-incendiar-la-planta-de-senkata-en-el-alto-237881.html
[3] http://infoposta.com.ar/notas/10689/crisis-pol%C3%ADtica-en-bolivia-la-coyuntura-de-disoluci%C3%B3n-de-la-dominaci%C3%B3n-masista/
[4] Nota del editor: se refiere al 26 de febrero de 2016, día en que se realizó el Reférendum Constitucional de Bolivia del 20 de octubre pasado. En el componente informático se descubrieron fallas graves de seguridad en los sistemas tanto TREP como del cómputo final. Además, se descubrió una
[5] https://www.oas.org/fpdb/press/Informe-Preliminar---MOE-Bolivia-23-10-19.pdf
[6] https://cnnespanol.cnn.com/2019/11/10/alerta-bolivia-oea-concluye-irregularidades-en-elecciones-en-bolivia/
[7] https://elpotosi.net/local/20191110_emboscada-en-vila-vila-provoca-la-caravana-mas-grande-a-la-paz.html
[8] https://lta.reuters.com/articulo/elecciones-bolivia-idLTAKBN1X50FQ-OUSLT
[9] http://www.la-razon.com/nacional/animal_electoral/Grupo-policias-UTOP-Cochabamba-amotina-bolivia_0_3254074603.html
[10] http://www.la-razon.com/nacional/animal_electoral/FFAA-sugieren-presidente-Morales-renunciar-bolivia_0_3255274480.html
[11] http://www.elalteno.com.bo/index.php/seguridad/20191117/imputaran-miembro-de-farc-por-muertes
[12] https://www.lostiempos.com/actualidad/pais/20191113/idif-reporta-diez-muertos-conflicto-ocho-ellos-arma-fuego


[14] 1 de febrero de 2016 
[15] Tuvieron a su cargo el Ministerio de Justicia y de Desarrollo Productivo el primero responsable de la “despatriarcalización y la lucha contra la violencia y el segundo comprometido con uno de los actos más notables de corrupción

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