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Género, comunicación y pandemia en Uruguay

Cecilia Gordano Peile

Marzo 2020 fue un mes complicado en Uruguay. El 1/3 asumió un nuevo gobierno de coalición integrado por partidos de derecha y ultraderecha, con un programa neoliberal en la economía y conservador en materia de derechos. Apenas unos días después, entre el 4 y el 14/3, hubo cuatro femicidios perpetrados por varones cercanos a las víctimas. Y entonces llegó el COVID-19: el gobierno declaró la emergencia sanitaria el 13/3 y exhortó a la población a quedarse en casa. Mientras los demás países de la región y del mundo ya estaban transitando los peores efectos sanitarios, políticos, económicos y sociales de la pandemia, el “país de los pájaros pintados” incursionaba en su propia experiencia de coronavirus, lenta pero (in)segura.

 Si bien en Uruguay las medidas de confinamiento no fueron obligatorias, el #QuedateEnCasa se impuso como mantra. En el mundo, se sabía que el confinamiento era difícil de cumplir si no se acompaña con medidas robustas de apoyo a los sectores sociales y económicos más afectados. Desde una perspectiva de clase, se sabía que muchas personas no tienen casa donde quedarse o viven hacinadas o dependen de la economía informal para sustentarse. Y desde una perspectiva interseccional y de género, hay dos realidades que rompen los ojos: 1) la pobreza está altamente feminizada y 2) las casas no son lugares seguros para mujeres, niñas/os y adolescentes que conviven con sus agresores.

 

En el mundo, también se sabía que los derechos a la libertad de expresión y al acceso a información veraz y de calidad -tan indispensables para la vida democrática- estaban amenazados. La pandemia aumentó la demanda informativa pero también exacerbó la desinformación,[1] la violencia contra los y las periodistas y, paradójicamente, el cierre intempestivo de medios y/o puestos de trabajo en el sector. Como si fuera poco, en Uruguay el nuevo gobierno impulsó un proyecto de ley para favorecer a los grandes conglomerados mediáticos.[2] ¿Qué podría salir mal?

 

En este escenario, Cotidiano Mujer desarrolló el  estudio “Género y Comunicación en pandemia”[3] para abordar dos áreas clave de la agenda feminista: 1) la cobertura noticiosa de la violencia basada en género y 2) la situación laboral de las mujeres periodistas. Estos temas se incluyen en la Plataforma de Acción de Beijing, en el Punto J dedicado a las desigualdades de género reproducidas en y desde los medios de comunicación. 25 años después y con una pandemia a cuestas, ¿qué avances y retrocesos pudimos identificar?

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La VBG en las noticias

Aunque las noticias relacionadas con la pandemia acapararon toda la atención mediática, el movimiento feminista uruguayo logró posicionar el tema de la VBG como emergencia nacional, alertando sobre el aumento de la violencia doméstica durante el confinamiento, así como el aislamiento y desamparo al que quedan libradas las víctimas, en su mayoría mujeres, infancias y adolescencias. Esto se refleja en el análisis de 33 noticias publicadas en los principales medios impresos y online, entre marzo y mayo 2020. Algunos medios conservadores utilizaron diversas estrategias discursivas para invisibilizar (por acción u omisión) las voces feministas más críticas que exigen al gobierno reforzar los servicios de detección, prevención y combate a la VBG, dotándolo de más recursos humanos y materiales. Las autoridades de gobierno fueron interpeladas por la prensa y la movilización social, se mostraron “preocupados” y explicitaron –al menos a nivel discursivo-  su compromiso para tomar medidas.  

En general, el estudio identificó un tratamiento informativo de la VD que muestra empatía y sensibilidad hacia las víctimas, tanto por parte de periodistas como de las fuentes citadas. Varias de las notas analizadas contextualizaron los hechos con datos estadísticos, ofrecieron información sobre medidas de detección y prevención, servicios de denuncia y acompañamiento para las víctimas, y consultaron diversas fuentes informativas. Ello evidencia una profesionalización de la cobertura noticiosa sobre la VBG, que hasta hace unos pocos años, solía enmarcarse casi exclusivamente desde una perspectiva policial, como episodios aislados y desgracias individuales, utilizando expresiones sexistas, estereotipadas y estigmatizantes hacia las víctimas. Este cambio paradigmático en los relatos de prensa sobre la VBG es producto de muchos años de luchas feministas desde las calles, desde los centros de estudio, y de las mujeres periodistas desde adentro de los medios de comunicación.

 

La situación laboral de las mujeres periodistas

 

En noviembre de 2020 se relevaron las experiencias de 101 trabajadoras a través de una encuesta online y 10 entrevistas en profundidad. A primera vista, la encuesta retrató situaciones laborales relativamente estables: un 71% de trabajadoras estaban empleadas, 55% con contrato fijo. Sin embargo, al ahondar en las condiciones de trabajo y el impacto de la pandemia, se evidenció como continúan enfrentando numerosas dificultades y violencias cotidianas en su desempeño profesional.  

Al menos la mitad de las trabajadoras empleadas indicaron que sus condiciones laborales empeoraron tras la pandemia, sufriendo reducción de ingresos, falta de equipo de trabajo adecuado y un aumento de su jornada laboral. Ello es preocupante en un colectivo que ya de por sí asumía jornadas laborales extensas antes de la pandemia. 

Siete de cada diez trabajadoras empleadas señaló que su buen desempeño laboral y profesional estuvo afectado por la ansiedad y el estrés y el 56% de este grupo lo atribuyó a la “gestión de múltiples tareas mientras trabaja”. El confinamiento y distanciamiento social implicaron que muchas encuestadas teletrabajaran desde sus hogares, haciendo malabares para asumir sus responsabilidades laborales y familiares en simultáneo. Quienes tienen hijos/as en edad escolar o liceal, tuvieron que acompañar y apoyar las clases virtuales de la educación a distancia. Como comentó una entrevistada: “había mucha actividad por la plataforma [educativa de sus hijas]: “me volví maestra, madre y periodista”, comentó. Y también psicóloga, porque como otras madres, también asumió el sostén emocional de la familia frente al miedo y la incertidumbre generalizados. 

Tal vez por ello 4 de cada 10 encuestadas consideraron que las desigualdades de género aumentaron tras la pandemia, de las cuales 66% indicó por motivos de “conciliación laboral familiar”[4]. Otro hallazgo de la investigación fue constatar un aumento significativo de la percepción de la desigualdad de género que tienen las trabajadoras y que les permite nombrar e identificar situaciones y violencias específicas por su condición de mujeres: desde brechas salariales y dificultades para acceder a puestos de dirección, hasta micromachismos, acoso laboral y sexual, y violencia en las redes sociales. 

 

Como identificaron estudios internacionales a mediados de 2020, el aumento de la violencia online hacia las mujeres periodistas es una tendencia global preocupante[5] y Uruguay no es la excepción. Al menos 40% de las encuestadas vivió violencia online “algunas veces” durante su experiencia profesional, y 7% con frecuencia. De este 47%, tras la pandemia tres de cada diez trabajadoras (26%) consideraron que la violencia aumentó, y seis de cada diez manifiestan que se mantuvo igual.


Las invitamos a conocer los resultados completos del estudio en:

https://cotidianomujer.org.uy/sitio/ediciones-de-cotidiano/2461-investigacion-genero-y-comunicacion-en-pandemia

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[1] La Organización Mundial para la Salud (OMS) acuñó el término “infodemia” para referirse a la “sobreabundancia de información (…) errónea que cual puede crear confusión y desconfianza entre la población y restar eficacia a la respuesta de salud pública” (ONU, 2020) https://www.un.org/es/coronavirus/articles/onu-contra-desinformacion-covid-19-ataques-ciberneticos  

[2] Según el Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia (OBSERVACOM), la nueva Ley de Medios presentada (N°19.307) “agudizará la concentración mediática y afectará el pluralismo informativo”. https://www.observacom.org/advierten-que-nueva-ley-de-medios-de-uruguay-generara-mas-concentracion-y-extranjerizacion-del-mapa-mediatico-de-uruguay/

[3] El proyecto “Género y Comunicación en pandemia: Acercamiento a la cobertura noticiosa de la VBG y a la situación laboral de las mujeres periodistas en Uruguay” fue financiado por WACC (Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana) y la Embajada de Francia en Uruguay.

[4] El concepto de “conciliación familiar y laboral” es problemático tanto a nivel ético como político, ya que invisibiliza cómo las mujeres sostenemos la vida y hacemos dobles jornadas para ello.

[5] Posetti, J.; Aboulez, N.; Bontcheva, K.; Harrison, J.; y Waisbord, S. (2020). ICFJ-UNESCO Global Study: Online Violence Against Women Journalists. United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization Disponible en: https://www.icfj.org/our-work/icfj-unesco-global-study-online-violence-against-women-journalists

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