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Esto no es un déjà vu: la lucha de las mujeres afganas por su derecho a existir

Durante el efervescente Foro Social Mundial de 2002, el testimonio de la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán estuvo presente gracias a la Articulación Feminista Marcosur, que las invitó a participar en el lanzamiento de la campaña “Tu boca fundamental contra los fundamentalismos”. El testimonio fue publicado de forma anónima en la revista Cotidiano Mujer de entonces.  Ante el regreso de los Talibanes al poder desde mediados de agosto de 2021, BRAVAS recupera ese testimonio escrito hace casi 20 años y comprobamos su dolorosa vigencia. Por eso hoy lo volvemos a compartir, para visibilizar esa lucha de las mujeres afganas que parece interminable: la lucha por ser reconocidas como sujetas de derecho en igualdad de condiciones y oportunidades, la lucha por el derecho a existir.

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Sin el apoyo de ustedes no triunfaremos[1]

Gracias en nombre de RAWA (Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán) y en el de todas las mujeres afganas. El título de este panel es “Mujeres en los Fundamentalismos”, y realmente, uno de los ejemplos mejores es el Afganistán donde en los últimos diez años hemos vivido bajo un régimen fundamentalista. La última tragedia de Afganistán empezó en 1977, cuando los rusos ocuparon el país, luego vinieron los diez años de lucha contra Rusia, cuando la mayoría de los pueblos fueron destruidos, más de tres millones de gente se alojó en campos de refugiados en los países vecinos, murió mucha gente, y quedaron viudas y huérfanos y mutilados vagando por el país.

Entre tanto, hubo muchos países que intervinieron en nuestro país y que usaron a los grupos fundamentalistas contra Rusia. Los llamamos fundamentalistas porque son la gente más ignorante, más atrasada y también la más odiada, pero que desde su base en Pakistán obtuvieron un enorme apoyo económico, político y militar, principalmente de los Estados Unidos, del gobierno francés, de otros países occidentales y también de Pakistán, de Irán, de Arabia Saudita y otros, porque como ustedes saben, Afganistán tiene una posición clave y todos esos países tienen sus propios intereses políticos y económicos en esta región y quieren tener fuerza para apoyarse...y los fundamentalistas eran los mejores para eso y estaban prontos...

Después de la retirada de las tropas rusas en 1992, tomaron oficialmente el poder, entraron en Kabul y empezó uno de los períodos más oscuros de nuestra historia. No se puede encontrar otro ejemplo similar en ninguna parte del mundo de los crímenes y atrocidades cometidos contra nuestra gente, hombres pero básicamente mujeres. Siempre que los fundamentalistas llegaron al poder -en particular los fundamentalistas islámicos- las primeras víctimas fueron las mujeres, y esto lo experimentamos en Afganistán. Por añadidura, comenzaron a pelearse también entre ellos, porque las diferentes facciones querían tener más poder y más territorios controlados por ellos.

Apenas en cuatro años, la capital Kabul fue destruida en su mayor parte, 50.000 personas asesinadas y junto a esto, se cometieron crímenes inhumanos como violación de mujeres, saqueo de casas, de oficinas del gobierno y de asociaciones, de colegios y hasta de hospitales, todo lo que podían robar, secuestrar, se lo llevaban y arrestaban a los hombres para mandarlos al frente a pelear contra las facciones enemigas. Y todas esas cosas eran la rutina diaria de todos los grupos fundamentalistas.

En 1996, cuando los grupos islámicos fundamentalistas ganaron, uno de ellos el Talibán, una cara nueva, un nombre nuevo, tomó el poder. No debemos olvidarnos que, al principio, los Talibanes fueron bienvenidos en Afganistán porque la gente había sufrido mucho y estaban contentos de tener un poco de seguridad en el país.

Lamentablemente, en pocos días se dieron cuenta de la realidad de los Talibanes y hoy ....creo que no es necesario mencionar la destrucción que produjeron y que hoy sigue en alguna medida de la misma manera. A las mujeres no se les permitió ir a la escuela, ni trabajar, debieron cubrirse totalmente con el burka y el estadio de deportes fue transformado en un lugar donde se realizaban diferentes castigos como ejecuciones, manos cortadas, latigazos, golpes. Todos los días se podía ver en la calle mujeres golpeadas por no usar el burka y algunos hombres por no tener barba, otra cruel ley islámica. Hombres y mujeres fueron privados de los más elementales derechos. Nosotros no peleamos por iguales derechos para hombres y mujeres, peleamos para que las mujeres sean reconocidas como seres humanos en Afganistán y para poner fin al régimen de los fundamentalistas.

Después del 11 de setiembre, la mayoría de los países occidentales se dieron cuenta del peligro de los grupos fundamentalistas y de que fundamentalismo y terrorismo estaban unidos y son parte el uno del otro, y desgraciadamente empezaron a bombardear Afganistán para derribar a los Talibán. Lo doloroso de todo esto es que esos países bombardearon en nombre de la defensa de los derechos de las mujeres y de los derechos humanos en Afganistán pero desgraciadamente, al mismo tiempo estaban apoyando de nuevo a la Alianza del Norte, grupo que volvió, una vez más, al poder.

Creemos que hay alguna diferencia, pero no debemos olvidar que fue la Alianza del Norte quien recibió a Osama en Afganistán. Si Osama y los Talibán son responsables por la sangre de 5.000 americanos, los líderes criminales de la Alianza son responsables de los 50.000 muertos en sólo cuatro años y sólo en Kabul. Si los Talibán destruyeron las estatuas de Buda que eran parte de nuestra historia, las fuerzas de la Alianza del Norte destruyeron y saquearon el Museo de Kabul además de otros lugares históricos. Si los Talibán clausuraron las puertas de las escuelas, los grupos de la Alianza llamaban a las escuelas de niñas "las puertas del infierno". La única diferencia es que los Talibán lo hacían invocando leyes del gobierno y la alianza del Norte simplemente lo hacía.

Hoy de nuevo nuestro país está enfrentando esta misma situación; luego de que tomaron el poder en Kabul y vencieron a los Talibán, empezaron las luchas internas entre las diferentes facciones... y esto, lamentablemente, es lucha entre grupos étnicos. La realidad no es esa: los grupos fundamentalistas están usando la religión y los grupos étnicos como arma contra los hombres y mujeres de Afganistán.

Y esto es muy doloroso para nosotros/as los y las afganas/os, porque es la tragedia olvidada más grande del mundo. Ahora, después del 11 de setiembre la gente empezó a hablar de Afganistán y mucha gente cree que hubo grandes cambios en Afganistán, y que hay paz y libertad. Pero para nosotros, de acuerdo a nuestra experiencia, de acuerdo a nuestros conocimientos y de acuerdo a las condiciones en que estamos viviendo, sabemos que los grupos fundamentalistas siguen existiendo. Tal vez ya no sea importante si una mujer se cubre entera o no, si usan burka o no, la importancia ahora es solucionar los problemas básicos, sociales, económicos y políticos que existen porque los grupos fundamentalistas siguen de la misma manera. Y lamentablemente cualquier financiación que el nuevo gobierno consiga de diferentes fuentes, nunca llegará a la gente. Fue el financiamiento de todos esos diferentes países lo que los hizo poderosos, lo que los hizo ser los gobernantes de Afganistán, y ser líderes importantes. Y una vez más quisiéramos pedirles a los gobiernos no financiar ni prestar atención a esos grupos fundamentalistas.

Si realmente quieren ayudar al pueblo afgano, no deben ayudar a nuestros enemigos.

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[1]  Testimonio de RAWA en el FSM, publicado en Cotidiano Mujer N°37 (2002), manteniendo el anonimato de sus autoras por temor a posibles represalias.

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